Padre nuestro que estás en los cielos,
Madre que engendraste la vida
Padre de toda la humanidad hoy herida, frágil, asustada y desorientada
Padre que nos amas y nos buscas, que nos levantas mil veces
Padre sanador, resucitador de la vida
Madre de la fortaleza y solidaridad
Esperanza que no abandona
Santificado sea tu nombre
que tu abrazo se sienta presente
tu palabra esté siendo escuchada y tú amor reconocido
Venga a nosotros tu reino
de amor, de ternura, de justicia y compasión.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
donde nuestra verdad de bondad, sea una realidad en nuestra humanidad.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
que tu amor y rostro no deje de manifestarse en tantas bendiciones recibidas en los comedores
en la generosidad de tantas mujeres que reflejan tu ternura cariño y amor de madre
Perdona nuestras deudas por tanta ceguera y egoísmo
por cerrar nuestro corazón a otros, a sus necesidades que están frente nuestro
por nuestras faltas de amor ante tanta fragilidad humana
Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores
ayúdanos a seguir haciendo este camino de perdón, a perdonar a quienes nos han herido
deseamos que el perdón sea una realidad de amor en nuestras vidas y
especialmente para quienes más sufren.
No nos dejes caer en la tentación de olvidarnos del que sufre,
el que pasa hambre, el que no tiene trabajo,
de caer de nuevo en el activismo, en las prisas,
en no reconocer a cada hermano en la dignidad de ser hijo tuyo
y líbranos del mal,
del egoísmo y la indiferencia de no saber cuidar y valorar el regalo que nos haces en la creación.
Amén
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