Primera lectura Is. 52, 7-10. Evangelio Mt. 12, 46-50
Buenas Tardes hermanas y hermanos.
Les doy a cada uno de ustedes un abrazo fraterno y sororo, pues, seguimos celebrando los 220 años de nuestra congregación y la Pascua de una de nuestras hermanas mayores: Rosa Filipina Duchesne como decía la primera lectura de Isaías; ¡Sea bienvenido el que trae desde los altos montes; la noticia de la paz, a nuestro corazón, a nuestras familias, al país y al mundo! ¡Que rompa las cadenas de tanto sufrimiento y dolor, especialmente los más vulnerados y los más pobres!
De la misma manera, alguien le avisa a Jesús, que vienen hacía él, su madre y sus hermanos, querían verle y hablar con él. ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? y señala a sus discípulos,
estos son mi madre y mis hermanos, los que hacen la voluntad de mi Padre. No es la primera vez que la madre de Jesús y sus hermanos, andaban con ellos; fueron a las bodas de Cana, hicieron juntos el camino al calvario, estuvieron a los pies de la cruz, en su muerte y en su entierro. María apañó y acompañó en todos los momentos a Jesús, incluso antes de su misión publica. Por ella sabemos detalles de su nacimiento, el misterio de su encarnación, Por tanto, es más que su madre, es la que hace la voluntad del Padre con toda libertad. Por eso Jesús se alegra de ella y la pone como ejemplo públicamente, curiosamente nunca le dice Mamá, sino Mujer. Ser mujer, es ser más plena, que ser la “mamá de” porque indica su identidad, su esencia, así como ser varón, es “Hijo de Hombre” corresponde a su llamado esencial, lo más humano y divino.
¡En otras palabras como diríamos aquí, Te quiero Mujer por eso, a Jesús le alegra el Corazón.
También señala a sus discípulos que hacen la voluntad de su Padre, ¡felicitaciones por lo que hacen hermanos y hermanas!. Qué bonito refuerzo para tantos y tantas que buscamos un mundo y trabajamos porque sea distinto, saliéndonos de los roles de profesores y estudiantes, y administrativos, rompiendo esquemas que nos limitan, no podríamos hablarles de libertad a las estudiantes si estamos esclavizados, con esquemas mentales que nos hacen mal.
A María le decían que su Hijo se había vuelto loco, claro, ante un sistema que sobrevalora la ley, pues, él habla de la Justicia, la paz, de la igualdad de otro Reino, Ella le cree y le acompaña, se pone en camino junto a él, solidariza con él, sale del rol de madre, hace equipo con él.
Otra cosa que quisiera compartirles es sobre la forma de relacionarnos que nos enseña Jesús, y esto lo refuerza el Papa Francisco, en su última encíclica y nosotras, Religiosas del Sagrado Corazón, estamos haciendo un esfuerzo por ello; es el camino a una vinculación horizontal, con los seres vivos, que nos nutren, nos protegen, nos sanan y con los seres humanos, entre compañeros de trabajo, ya que nos llamamos “comunidad educativa”, implica hacerse hermanos y hermanas, hacer equipo, reconocer las competencias de cada uno, sin competir sino con cariño, todos trabajando por un mismo fin, poniendo lo mejor de sí, de esta manera la familia va creciendo espiritualmente, y aprenderemos a salir del egocentrismo, del machismo sostenido por el patriarcado, que tanto daños nos hace, así estaremos transformando y educando, haciendo la verdadera Voluntad de Dios.
Un abrazo.
Guille Luza rscj
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