Miro mi realidad de hoy: Semana Santa en cuarentena, todo parece medio trancado, para mí, para los otros, para la bendición de los ramos, para ir a la asistente social, para las elecciones, para vender en la feria…
En todo esto siento un llamado… al silencio, a dar espacio a la gracia y a la fe.
Dar tiempo a la soledad, a descubrir a Dios en mi interior y en el de los demás.
Cuidar al otro o a la otra consciente de que es a Jesús al que estoy cuidando…o descuidando…
Ese otro o esa otra que Jesús puso en mi camino que me hace ver el dolor y sufrimiento de tantos como él o ella… Nuestros vecinos sin casa o sin trabajo, enfermos o solos.
Y Jesús en su pasión los llevaba a todos en su corazón, nos llevaba a todos en su corazón... a ella con su hijo violento, a ellos haciendo almuerzos y pan para los que no tienen , a él con las secuelas de tres meses entubado…
Y esa noche, Jesús al solo pensar que su dolor de esos días y su muerte nos había salvado a todos, a TODOS, al mundo, a todos los tiempos, cada célula de su cuerpo se llenó de resurrección, de gloria, de gozo infinito.
……..
Bajo al silencio, a la fe, a la oración, al servicio de la hermana y el hermano, a la escucha del otro y de mi misma, y comienzo a vivir el misterio Pascual de hoy y de siempre, en las circunstancias tan distintas con que nos rodea esta situación de cuarentena.
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