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   11 de Octubre de 2020

El Evangelio que anunciamos las Mujeres: Mateo 22, 1-14

Desde el seno de nuestra madre somos escogidos y durante nuestra vida siempre el Señor nos va invitando a su banquete, ¿escuchamos su llamado?

¿Hacemos un alto en el diario vivir o nos hacemos los sordos?, pienso que muchas veces simplemente no escuchamos, quizás por las cosas del mundo en el que me encuentro, en mi rutina, mi trabajo. O preferimos otras cosas que agradan, o estoy intentando ser alguien mejor y esforzarme por ello, tan solo para que los demás me reconozcan, pero, ¿soy feliz así o siento que me falta algo?

DIOS NOS SIGUE INVITANDO, pero aún estamos sordas a su llamado y nos desviamos. El mundo parece ser mejor.

Dios me quiere en su banquete y manda a sus siervos para que yo asista, pero soy porfiada no escucho aún, no le hago caso. Ahora puedo escuchar, pasó algo en mi vida y escuché, lo quiero conocer y aprender más de Él, sentí su Espíritu en mi corazón y ahora pertenezco y quiero seguirlo, estoy a su servicio, pero, ¿qué hago yo ahora que lo conozco?, seguir invitando a más personas que se encuentran como yo, vacías, necesitadas y están ahí afuera solas, puede que me escuchen y puede que no, pero DIOS les quiere igual en su banquete, pero les quiere bien.

Que tengamos esa fe intacta, con perseverancia, tratar de ser un digno invitado/a suyo/a.

¿Quiero ser escogida? Sí, porque Tú entregaste lo más valioso, tu hijo tan solo para salvarnos y compartir ese eterno banquete, gracias Señor por tu llamado, moldéame y que tu Espíritu me transforme, me guíe, para ser mejor en lo que tú me encomendaste.

Yo pude escuchar ...reconocí su voz …ahora Te digo a ti, ¿quieres ir al banquete?

 

Viviana Ferrada, Encargada grupo Oración san Pablo, Parroquia San Pablo, Antofagasta

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